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InicioMALVINASMalvinas: Escuadrilla "Nene", relato del 24 de Mayo de 1982.

Malvinas: Escuadrilla «Nene», relato del 24 de Mayo de 1982.

Luis «Tucu» Cervera, relata en primera persona lo acontecido el 24 de Mayo de 1982, en una misión de la escuadrilla NENE.

RIO GALLEGOS
El 24 de Mayo de 1982, estábamos de alerta las Escuadrillas:

NENE
1- Vcom. Mariel, Manuel
2- Teniente Roca, Mario
3- 1er.Teniente Sánchez, Héctor

CHISPA
1- 1er. Teniente Berrier
2- Alférez Moroni, Marcelo
3- Teniente Cervera, Luis

Esa mañana estábamos reunidos en la sala de pilotos todo el 2do. Escuadrón de A4-B Skyhawk al mando del Vcom. Ernesto Dubourg, tomando mate y pensando o pergeñando nuevas tácticas de ataque para una posible misión a cumplir. En dichas reuniones también participaba en los momentos que podía mi hermano mayor el 1er. Ten. Blas Ignacio Cervera, que se desempeñaba en la operación del radar móvil establecido en la Zona. En esos momentos de paz y tranquilidad exterior y a su vez de intensa tensión y nerviosismo interior de cada uno, llego a nuestro poder la Orden Fragmentaria de la misión a cumplir por las Escuadrillas de alerta antes mencionadas.

A partir de esos momentos, todo se transformó, el revuelo era total, todos colaboraban con los que tenían que salir. Nosotros ya estábamos equipados con los trajes anti-exposición y anti-G, nos faltaba colocar el chaleco de supervivencia y ya estábamos listos. Comenzamos a preparar la navegación de acuerdo a los puntos prefijados (coordenadas) por el Comando de la Fuerza Aérea Sur (FAS) y establecer el tipo de ataque que realizaríamos ya que la misión era para la flota (buques) en la Bahía de San Carlos.

A todo esto, mi hermano se despedía con un abrazo y encomendándome a Dios se iba a su puesto de operación para poder seguir la misión desde la pantalla del radar y esperar mi regreso, representado con un puntito en su pantalla. En realidad yo no sé dónde se sufre más, si arriba de un A4-B atacando la flota o esperando el regreso de un hermano con la impotencia propia del que esta sentado tras una pantalla de radar. Comento esto, en honor a mi hermano mayor por el incondicional apoyo que me brindo en momentos tan difíciles y por haberlo visto sufrir pensando que yo en cualquier momento podía ser uno más de los oficiales que cayeron en cumplimiento de tan honorable deber, como es defender la Patria hasta perder la vida.
Cuando estuvo todo listo, despegamos de Río Gallegos en busca del avión Hércules reabastecedor en el más absoluto silencio de radio. Sin ningún equipo de búsqueda, visualmente lo encontramos en el punto preestablecido y reabastecimos los seis aviones a full. Posterior a esto debíamos conectar el panel de armamento y comenzar el descenso hasta ras del agua.

Fue en el momento de conectar el panel de armamento cuando vi que a mi Jefe de Escuadrilla 1er. Teniente Berrier se le iba al mar la única bomba de 1.000 libras que llevábamos. Sin bomba a bordo el mismo tuvo que regresar a la base y yo sin dudar un segundo pase a ocupar su lugar como Jefe de Escuadrilla, con un gran numeral a mi lado el Alférez Marcelo Moroni que en ese momento cerro la formación hasta estar muy cerca mío, con su pulgar levantado me dio ese inestimable apoyo para continuar hasta el objetivo, ya que hacia poco tiempo que yo había sido habilitado como Jefe de Sección y debía hacerme cargo de la conducción de la Escuadrilla en semejante circunstancia.

Luego de este triste y lamentable episodio, concentrado nuevamente en la misión que debía cumplir, continuamos con la navegación a unas 3 o 4 millas atrás de la Escuadrilla «NENE» del Vcom. Mariel, Manuel. Ya próximo a las Islas me reuní a los tres aviones que me precedían y conformamos la «NENE» con cinco aviones. Como volar al ras del agua sé hacia muy dificultoso, porque teníamos el sol de frente y el reflejo de éste en el agua no nos dejaba ver. Fue así que se produjo la confusión del Vcom. Mariel Manuel cuando dijo: ¨atentos adelante¨, todos pensamos que era una Fragata o Destructor pero estando muy cerca y a punto de tirar las bombas, nos dimos cuenta que era un peñasco que sobresalía del mar.

Pasado este instante de nervios y derroche de adrenalina continuamos con lo que teníamos previsto, que era sobrevolar las Islas por el sur, entrar por el sudeste de la Isla Soledad y llegar a la Bahía de San Carlos de este a oeste, dándole la espalda al sol, a fin se sorprender y dificultarles la defensa de la flota.

Luego de varias idas y venidas por la isla debido a una pequeña confusión por lo complicado del terreno, con muchas entradas del mar, fiordos y golfos que se confundían con estrechos, islitas y peñascos; Se nos hacía muy difícil orientarnos en la ruta a seguir, pero a pesar de todo, una vez orientados navegamos tranquilos hacia San Carlos.

En medio de ese silencio absoluto de radio, que tan solo lo rompía el susurrar del motor, controlando los instrumentos del reactor y los de navegación, vi al Vcom. Mariel cabrear (levantar) su avión para pasar una montaña de poca elevación y una vez en la cima, escuche un lacónico ¨ahí están¨ , en ese momento instintivamente todos pusimos los motores a pleno gas menos el 1°Ten. Héctor H. Sánchez que venia sin radio y no escucho el ¨ahí están¨ de Mariel, pegados al suelo buscando el mejor lugar para entrar en la Bahía dejamos a Sánchez en último lugar de la escuadrilla.

Cuando llego mi turno de ver semejante cuadro que presentaba la Bahía de San Carlos en esos momentos, era terrorífico. Esto relatado así parece haber transcurrido en horas, cuando en realidad fueron segundos. En la Bahía se encontraban entre 10 y 12 embarcaciones de distintos tipos y la primera idea que vino a mi mente fue que de ese infierno no salía nadie con vida.

Una vez que traspuse la cima de las montañas que rodean la Bahía, baje lamiendo las mismas con la consiguiente cuota de ¨G¨ negativa (-) imaginable para poder hacerlo. Empeñado en lograr esto, perdí de vista a todos los aviones que me precedían, cuando alcance el agua trate de volar lo más bajo que podía ya que había comenzado a ver humitos negros y escuchar la cadencia algo lenta y apagada de los cañonazos que nos tiraban los destructores y fragatas ahí establecidas.

Volando al ras del agua a 480/500 Kts. (nudos) – 900/950 Kms./h, mi dilema era elegir a quien le iba a tirar mi bomba, opte por el barco de desembarco más grande que había el ¨Sir Lancelot¨ poniendo toda mi atención en ese a pesar de estar a poca distancia me parecía que no llegaba nunca ya que el fuego del enemigo era cada vez mas intenso y me pasaban muy cerca, viendo que los piques en el mar levantaban grandes columnas de agua y aumentaba mi ansiedad de llegar.

Pintura realizada en base al relato de los integrantes de la escuadrilla.

Estando a uno o dos metros del agua y a cien metros del barco, vi cruzarse a dos A4-B delante mío lanzando sus bombas y haciendo impacto en el agua a pocos metros de la línea de flotación de mi objetivo; a todo esto en mi aproximación pensaba por donde iba a salir sin que me tocaran. Ya estando muy cerca del transporte vi su popa redonda y como si le faltaran algunas chapas, por lo que pensé que ya había sido bombardeando, luego viendo las fotos supe que así eran esos barcos.
El mismo era bastante alto, como venía muy bajo y estaba tan encima, me dio la impresión de que no lo pasaba y que iba a chocar, fue entonces cuando decidí levantar y pulsar el botón de lanzamiento de bombas, sentí el golpe del pie eyector de la bomba cosa que catapultó mi avión hacia arriba y pase lamiendo las barandas del helipuerto que esta en la popa del mismo. Estando encima del barco puse 90º de inclinación y cerré el viraje todo lo que pude, cuando había desviado 90º el rumbo que traía nivele los planos y con G negativa(-) baje nuevamente a ras del agua, fue entonces cuando vi pasar por mi derecha dos cosas que volaban más rápido que yo y dejaban una pequeña estela, pienso que eran dos misiles que los vi estallar contra la ladera de la montaña a la cual yo me dirigía.

Cuando llegaba a la montaña que tenia que sobrepasar para salir de la Bahía, escuche a mi numeral que decía ¨ me dieron, me pegaron¨ la orden fue silencio de radio y que si decidía eyectarse avisara donde lo hacia para su posterior rescate. Una vez salido de la Bahía fue un pequeño respiro, aunque todavía faltaba cruzar el estrecho de San Carlos y la Isla Gran Malvinas, donde no se descartaban las posibilidades de derribo.

La foto muestra mi bomba de 1.000 libras (500 Kgs.) sin estallar, quedó alojada en la sala de maquinas, el Sir Lancelot tuvo que ser evacuado casi hasta el final de la guerra por el peligro de estallido de la misma, cuando pudieron desactivar la espoleta fue retirado de San Carlos.

En el regreso, abandonando la Isla Gran Malvinas y sobrevolando el mar sobrepase la línea de vuelo del Vcom. Mariel por su derecha y con un amistoso saludo lo deje atrás. Con el combustible remanente preestablecido comencé mi ascenso hasta los 25.000 fts.(pies) siempre con rumbo a Río Gallegos. Faltando unas 200 millas el Vcom. Mariel reporteo a su escuadrilla, contestándole tan solo el Ten Roca Mario aclarando que lo tenia formado al 1er. Ten. Sánchez Héctor, ya que este había realizado toda la misión con fallas de radio, fue una tranquilidad saber que estaba con nosotros.

Entonces sentí la angustia de tener que reportear mi escuadrilla con la incertidumbre de que el Alf. Moroni Marcelo no me contestara, mi cabildeo duró más de 20 millas y mas o menos a las 180 millas de Río Gallegos lo llame y recibí una eufórica y hermosa respuesta ¨ que grande Tucu, estamos todos ¨. Esta misma alegría que nos invadía de saber que regresábamos sanos y salvos la compartía mi hermano con los cinco ecos en su pantalla de radar.

Aterrizando en Río Gallegos, vi a los mecánicos al costado de la pista saludándonos con banderas argentinas en las manos, esos hombres se merecen el más cálido de nuestro reconocimiento por la ímproba labor que supieron desempeñar durante las 24 horas del día, prácticamente a la intemperie, para que nuestras máquinas estuvieran en inmejorables condiciones para la próxima misión. Para ellos mi eterno agradecimiento por su valiosísima colaboración, abnegada y humilde manera de cumplir con su anónima misión.

Ya todos reunidos en plataforma los cinco nos confundimos en un eufórico abrazo, en donde no faltaron las lagrimas, debido a la gran emoción y alegría de encontrarnos nuevamente y dando gracias a Dios por habernos protegido e iluminado en el cumplimiento de nuestro deber.

La unidad que manifestamos en la misión trascendió en el tiempo.

De izq. a der. :
Manuel Mariel, Hector Sánchez, Luis Cervera, Mario Roca y Marcelo Moroni.

Foto tomada 26 años después, en la conmemoración que realizamos todos los 24 de Mayo.

Mario Roca nos regalo las remera con escudo de la misión.

Y NO HAY QUIEN PUEDA!!!!! CON LA RAZA CAZADORA…

Fuente: Autorizado por el Tucu Cervera, desde su blog: https://tucucervera.blogspot.com/

Oscar Interliggi
Oscar Interliggi
Diplomado en comunicación para la defensa. UNDEF, dependiente del Ministerio de Defensa Argentino. contacto@aeroar.com.ar
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